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Miradas

Si claro tenemos que los ojos son las ventanas del alma, el ejercicio que practicamos al mirarnos fijamente a pocos centímetros nos permitió reconocer al otro en su máxima expresión, nos dio a osadía de sostener la mirada con la del compañero, a pesar de que al principio nos daba risa, nervios, desespero, siento que al final entendimos la realidad del ejercicio y finalizando cumplimos con el objetivo del mismo, así mismo, entrar en un campo de confianza, de aceptación, de invitación, y sobre todo de bienvenida. El establecer esa conexión, dio lugar a ver más allá de un rostro, una mirada en calma es un ser en calma, y era una manera de interactuar con el otro de una manera ajena a la verbal. Opino que esta experiencia hizo que reconociéramos al otro, a las nuevas personas que estarán inmersas en nuestra vida por un largo tiempo y poder contar con los demás. 

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